Alemania: jamaicana o semáforo

Comentaban esta mañana en un informativo radiofónico sendos sesudos periodistas alemanes que la situación post-electoral en su país pasa por dos posibles soluciones: la jamaicana o el semáforo.
La primera, emulando los colores de la bandera del país de Bob Marley, consistiría en un pacto entre cristiano-demócratas, liberales y verdes. La segunda, simulando la señal circulatoria, un acuerdo entre socialdemócratas, liberales y verdes.
Aunque Ángela Merkel haya cosechado el peor resultado de la CDU en unas legislativas en el último medio siglo, ha ganado. Por estrecho margen, eso sí, pero se ha impuesto a Gerard Schröder. Un punto: algo más del 35 por ciento frente a un 34. Luego los expertos nos hablarán de empate técnico y todo eso pero, a decir verdad, la iniciativa para formar gobierno debiera corresponder a ésta discípula de Helmut Kohl que llegó desde la extinta RDA.
Los liberales de Guido Westerfelle, ya lo han dicho, están dispuestos a pactar con Merkel pero no sumarían escaños suficientes. Otra posibilidad es la gran coalición a la que Schröder hace ascos porque deplora un gobierno presidido por su rival en las urnas.
Los Verdes, de Joschka Fischer, ven alejarse sus posibilidades de ser apoyo, por sí solos, del canciller.
Y la gran sopresa, no por menos prevista, ha sido la irrupción del nuevo Partido de la Izquierda de Gregor Gysi y Oskar Lafontaine que, con un 8´5 por ciento del electorado, espera seguir arañando votos por esa franja.
Así está el panorama en el día después de las elecciones alemanas. Quinielas aparte, nada ni nadie descartan, con todo, que estos comicios para el Bundestag se tengan que repetir.