25.9.05

Historias de Nueva York

Es muy posible que en Hollywood ya se estén moviendo las mentes preclaras para llevar al cine la historia real de la pequeña Valery, abandonada hace días de madrugada y descalza en las calles de Nueva York. El suceso ha conmocionado a los neoyorquinos, al descubrir que su madre, la boliviana Mónica Lozada-Rivaineira, había sido asesinada. La historia saltó al primer plano de actualidad a mediados de la semana pasada, cuando los informativos de máxima audiencia recogieron el testimonio de la niña, de cuatro años, preguntando en inglés y ante las cámaras por su "mami" y por su "papi". La niña contó además en televisión, sin muchos detalles, que fue obligada a bajarse de un coche, descalza, en medio de la calle, donde fue encontrada y consolada por unos vecinos, hasta que llegó la policía. Cuentan las crónicas que la dulzura mostrada ante la cámara por la niña, que describía a su madre como una "princesa", puso el corazón en un puño a los neoyorquinos, que no se explicaban cómo alguien la podía haber dejado intencionadamente tirada en la calle.
La policía mostró a la niña en televisión para poder averiguar detalles de dónde vivía o donde podía estar su madre, de la que sólo se conocía su nombre, "Mónica", y el novio de ésta, "César", al que la pequeña Valery llamaba "papi". Tras algunas indagaciones, la policía localizó la vivienda de la familia e indentificó a la madre, una joven boliviana, bien parecida, llamada Mónica Lozada-Rivaineira, de la que no se obtuvo ningún rastro, lo que hacía temer lo peor. Finalmente, la policía detuvo al novio de la joven, César Ascarrunz, de 32 años, quien confesó que estranguló a su novia el pasado 24 de septiembre, debido a una discusión al descubrir que había mantenido una relación sentimental con otro hombre. Al parecer, se trata de un individuo llamado Félix Canino, quien ha reconocido públicamente que conoció a Mónica Lozada hace unos meses, en el club nocturno donde ella trabajaba como camarera. Según dijo, pasó con la joven la noche anterior a su muerte y la dejó en casa en torno a las 11 de la mañana, prácticamente la hora en la que se supone que fue asesinada.La amplia cobertura televisiva de la historia de la pequeña Valery ha hecho que cientos de familias se interesen por la posibilidad de acoger o de adoptar a la niña. Sin embargo, ahora, los funcionarios del departamento de policía neoyorkino esperan que la niña pueda quedarse definitivamente a vivir con algunos de sus familiares cercanos.
Lo dicho: una cruda historia de Nueva York que no dudamos de que sea llevada a la gran pantalla en un futuro más o menos próximo.

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