Nos lo temíamos. Por cada dólar que se invierte en todo el mundo en ayuda humanitaria, los países destinan diez a sus presupuestos militares. No es una información baladí. La avalan los datos recogidos por el Informe 2005 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Además, se añade, todos los países del G-7 dedican al menos cuatro veces más a gastos militares que a la ayuda humanitaria.
Como casi siempre, los Estados Unidos se llevan la palma en esa proporción: 25 veces más. Le siguen a la zaga Grecia con 19, Italia con 10,8, Portugal con 10, Reino Unido con 8,3, Australia con 7,6 y Francia con 6,3.
Otros países en los que el presupuesto militar es, al menos, cinco veces superior al gasto en ayuda humanitaria son Canadá, Alemania, Nueva Zelanda y nuestra querida España, mientras que en Dinamarca, Luxemburgo, Irlanda, Bélgica, Países Bajos, Noruega, Suecia y Suiza la diferencia no llega a triplicarse.
Para los autores del informe, y para nosotros también, estas proporciones no tienen sentido en un mundo en el que los propios gobiernos de los países desarrollados reconocen cada vez más los vínculos entre amenazas a la seguridad y pobreza mundial.
Pero, ya se sabe, una cosa es predicar y otra, dar trigo.
7.9.05
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