23.9.05

La costumbre de vivir

Decía el recordado César González-Ruano que "la muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir". Es muy posible. Lo que les refiero ahora se aplica al Reino Unido pero igualmente podría hacerse con el amplio abanico de países del denominado primer mundo: las personas ricas viven como media cinco años y medio más que sus compatriotas más pobres. Lo dice un informe estadístico publicado en Londres y de veras que me lo creo.
El estudio, llevado a cabo por Huddersfield's Primary Care Trusts y la empresa Experian, revela que al menos un diez por ciento de muertes anuales podrían evitarse con un mejor acceso de los pobres a la atención médica. Por supuesto.
Las víctimas de ataques cardiacos que viven en barrios pobres tienen tres veces más probabilidades de morir que las de zonas más ricas. Y es que la mala salud no es tanto consecuencia de la absoluta pobreza cuanto de la relativa desigualdad de personas que no viven muy distantes unas de otras, asegura el director del estudio. Y añade: "Nuestros análisis indican que las admisiones hospitalarias de personas de barrios pobres que han sufrido algún infarto agudo de miocardio superan sólo en un 38 por ciento a las de pacientes de zonas ricas".
A lo mejor Jardiel Poncela tenía razón y nos debieramos quedar con su aserto: "La medicina es el arte de acompañar al sepulcro con palabras griegas". ¿O no?

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