Yecla, tierra de escritores, de hombres de letras. Azorín, presente en su espíritu. Castillo-Puche, en el recuerdo perenne.
Un camarero del restaurant me indica cual era la mesa que ocupaba cuando comía allí, junto a su esposa. Siempre la misma mesa.
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7.12.05
Desde Yecla
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