3.12.05

Historias del paraíso


¿Es Fidel Castro comparable a Augusto Pinochet? ¿Fue una exageración lo manifestado el otro día por el ministro de Defensa español, José Bono, en este sentido? ¿Es justificable que nuestra hábil diplomacia le haya persuadido para que rectifique?
Suma y sigue. Las autoridades cubanas detuvieron el jueves a una periodista polaca que había entrado en Cuba con visado de turista, a una ciudadana suizo-italiana que viajaba con ella y a un observador cubano. Por si las moscas.
La periodista Anna Bikont, del diario Agazeta Wyborcza, su amiga suizo-italiana Nelly Norton y el observador cubano Gerardo Sánchez Santa Cruz fueron detenidos en la ciudad de Sancti Spíritus, situada en el centro de la isla. Los tres fueron capturados en el interior de una biblioteca independiente. Menos mal.
A las dos extranjeras, las autoridades les quitaron los pasaportes y los billetes de avión y les dijeron que habían violado su estatus de turistas.
Ambas fueron interrogadas y conducidas posteriormente a un hotel de la ciudad, desde donde eran trasladadas a un centro de detención de extranjeros en La Habana. Serán deportadas de inmediato.
Elizardo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional y hermano del observador cubano detenido, explicaba que Gerardo acompañaba a las dos extranjeras pero no por encargo de la mentada Comisión.
Las dos mujeres tenían un visado del gobierno cubano y realizaban una visita privada "para tomar conocimiento de la sociedad cubana", denunciaba Sánchez.
En cuanto a Gerardo Sánchez, asegura que su papel era simplemente servir de guía y acompañante de las mujeres, toda vez que viajaban solas y podrían estar expuestas a acciones como las sufridas por dos turistas extranjeros semanas atrás, quienes fueron asesinados con la finalidad de robarles.
En mayo pasado las autoridades cubanas expulsaron a tres diputados europeos, dos ex senadoras españolas y cinco periodistas que tenían previsto asistir a un congreso de la ilegal Asamblea para Promover la Sociedad Civil en La Habana. Es lo normal en ese país tan tolerante. Y nadie se rasga las vestiduras.

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