La radio matutina me trae la noticia de la muerte de un taxista. No es algo nuevo, tristemente. Lo novedoso, quizá, es que ha sido en Bilbao. Parecería que allá no ocurrieran este tipo de cosas y que lo que pasase por allí arriba discurriese casi siempre por otros derroteros. Pues sí, también hay vida en Bilbao. Y delincuentes que degollan, de madrugada, a un trabajador del volante que tan solo cumplía con su habitual cometido.
Ahora vendrá lo de siempre, lo de las famosas mamparas de seguridad. ¿Alguna vez han subido ustedes en España a un taxi con ese tipo de artilugio? Yo no. Ni en Madrid, ni en Barcelona, ni en Sevilla, ni en Zaragoza, ni ...
Pasarse horas al volante de un coche de servicio público subiendo y bajando desconocidos ha de ser duro, muy duro y especialmente en horas críticas y por parajes inhóspitos. Hay que echarle valor y otras cosas.
Del fallecido se sabían pocos datos cuando la radio informaba esta mañana del asesinato. A ciencia cierta el informador sabía que era un hombre apodado Edu, de unos 40 años, casado, que tenía dos hijos y su correspondiente número de licencia. Murió entre la una y las dos de la madrugada de un corte en la yugular. Últimos datos apuntan a que el presunto asesino, ya detenido por la Ertzaintza, sería un inmigrante. Más carnaza, pues, para el caldo. Bilbao estará durante el día de hoy sin servicio de taxis.
12.12.05
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