15.7.05

Daños colaterales

Los murcianos de dinamita que decía el poeta oriolano Miguel Hernández piden agua para las sedientas tierras del Sureste español. Y no solo para ellos, pues en su reivindicación solidaria engloban también a los campos y huertas de las vecinas Almería y Comunidad Valenciana. Por eso la manifestación de este jueves, en Murcia, contó con una nutrida representación de estas zonas del país exigiendo que no se corte el grifo del chorro procedente del trasvase Tajo-Segura, auténtico garante de la prosperidad de la horticultura de la zona en el último cuarto de siglo. La lástima es que, al final, la demanda -aún siendo de proporciones más que notables- no registrase el concurso de la oposición en la Comunidad murciana, esto es, sobre todo el PSOE y en menor medida IU. Por ello, la representación política quedó circunscrita y trufada por numerosos dirigentes populares, tanto institucionales como de partido. Sí estuvieron, sin embargo, y apoyando a lo que antes se daba en llamar clase trabajadora los sindicatos CC.OO. y UGT con sus máximos responsables al frente y por derecho. Pero, al fin y a la postre y por lo que interesa, quienes sí que acudieron al final y de forma contundente fueron el regante, el agricultor y el inmigrante, verdaderos perjudicados en una guerra que, sobre todo para ellos, puede ocasionar graves daños colaterales.

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