Otra vez el fuego

Las elevadas temperaturas, la desídia humana y la calamidad nos llevan un verano más a contabilizar muertes por causa de los incendios forestales. El último episodio ha sido el vivido durante este trágico fin de semana en Guadalajara, donde once personas que trabajaban en la extinción de las llamas perdían la vida. El devastador fuego ha arrasado aproximadamente 8.000 hectáreas. Los responsables políticos aseguran que comprenden el dolor y la indignación de las personas que han sido desalojadas y que les increparon en la localidad de Alcolea del Pinar y explican que se pusieron todos los medios disponibles para sofocar el fuego. Sin embargo, la retahíla de esos efectivos no contenta ni puede servir de consuelo a las familias de los fallecidos: participaron 154 personas, con tres aviones de carga en tierra, cuatro hidroaviones del Ministerio de Medio Ambiente, tres brigadas de refuerzo, un Kamov, dos helicópteros, otros dos aviones de carga en tierra de La Rioja, 14 equipos de maquinaria pesada, diez retenes de tierra, cinco más helitransportables y los bomberos de la Diputación. Casi nada. Este lunes se suman a las tareas de extinción otros ocho aviones anfibios, dos Kamov, tres de aviones de carga en tierra y uno de coordinación. Dice el presidente castellano-manchego, José María Barreda, que se actuó rápido, pero que han tenido muy mala suerte porque las circunstancias no han podido ser más adversas como el viento fuerte y racheado que impedía controlar el fuego. Es algo así como lo dicho por Felipe II sobre la supuesta Armada Invencible: "Yo mandé mis naves a luchar contra los ingleses, no contra los elementos".