Quiere subrayar el maestro polaco de reporteros Ryszard Kapuscinski la idea de que en nuestra profesión, la de periodista, el éxito se basa en mantener dos talleres: tener una doble vida, vivir en estado de esquizofrenia: ser, por ejemplo, añade, corresponsal de agencia -o redactor de periódico- que cumple órdenes, y guardar, en algún pequeño lugar del corazón y de la mente algo para sí, para la propia identidad, para las ambiciones personales... Para informar en un despacho de agencia sobre la actividad de un ministro no hace falta poner en juego nuestra imaginación o nuestros conocimientos de filosofía, pero para hacer Nuevo Periodismo, sí.
Hace 50 años, continúa, este oficio se veía muy diferente a como se percibe hoy. Se trataba de una profesión de alto respeto y dignidad, que jugaba un papel intelectual y político. La ejercía un grupo reducido de personas que obtenían el reconociminto de sus sociedades. Un periodista era una persona de importancia, admirada. Cuando andaba por la calle, todos lo saludaban. ¿Qué ha motivado que todo haya cambiado tanto, para mal? Pregunto yo.
17.7.05
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