9.10.05

El adiós de un converso


Todos admirábamos a Juan María Atutxa cuando era consejero de Interior del Gobierno Vasco. Su valentía, su hombría de bien nos sorprendió a todos. Su valor le llevó a figurar en el centro de las dianas callejeras que los amigos de ETA colocaron en las paredes de muchos pueblos de Euskadi. Sin embargo, la impecable ejecutoria de Atutxa frente a los violentos dió un inesperado giro de 180 grados. Su llegada a la presidencia del parlamento vasco auspició un acercamiento y una comprensión inusitada hacia las tésis de quienes hasta entonces habían sido sus más feroces enemigos. Les protegió, amparó e incluso defendió para escarnio de los que le consideraban un firme aliado de aquellos que defienden la paz en esa zona de España especialmente castigada por el terrorismo, el chantaje y la extorsión. Muchos vimos en estos sus últimos movimientos la larga mano de Xabier Arzalluz.
Tras no conseguir ser reelegido hace unos meses presidente del legislativo vasco, esta pasada semana abandonaba su escaño en Vitoria tras más de dos décadas de actividad pública. Alguien dijo que vuelve a sus actividad bancaria, anterior a su desembarco político. Lo dudo. El futuro le reserva a Atutxa un retiro dorado: la presidencia de la Fundación Sabino Arana y la tranquilidad de que no vendrán a por él. Con su pan se lo coma.

No hay comentarios: