Un tertuliano se preguntaba anoche en la radio si los ingleses consentirían una masiva avalancha de extranjeros sin permiso por el túnel del Canal de la Mancha. Lo dudo. Cuanto menos, mandar al Tercio de la Legión y a los Regulares a las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos para que disuadan a los subsaharianos a no saltar la valla con gritos y bastonazos no parece una feliz idea. Vaya papelón el de unos soldados que han sido ejemplo en las misiones de paz por todo el mundo para verse ahora en las que se ven.
Una televisión difundió anoche el documento que todos nos sospechábamos. Se trataba de un vídeo en el que se ve como los inmigrantes indocumentados saltan las vallas con rudimentarias escaleras produciéndose heridas en el fragor de la batalla. Los guardias civiles los repelen como buenamente pueden y no falta el salvaje uniformado que, amparándose en la manada, propina varios puntapiés al negro, deporte largamente practicado durante años en los estados sureños de la renacida Norteamérica.
Mientras tanto, los marroquíes, al otro lado, lanzan la piedra y esconden la mano. Como casi siempre, el reino alahuí jugando su papel y sacando provecho de las complicadas situaciones ajenas que mejor le pueden beneficiar. Siempre fue así y siempre lo será, allegados aparte. ¡Que Alá proteja a Mohamed!
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