7.10.05

Vuelve Sabina


"Entre la cirrosis
y la sobredosis
andas siempre, muñeca.
Con tu sucia camisa
y, en lugar de sonrisa,
una especie de mueca.
¿Cómo no imaginarte,
cómo no recordarte
hace apenas dos años?
Cuando eras la princesa
de la boca de fresa,
cuando tenías aún esa forma
de hacerme daño".

Joaquín Sabina escribió una de sus canciones más bellas, ésta "Princesa", quizá sin darse cuenta o quizá siendo plenamente consciente de ello. Vete tú a saber. Después de tres años de embriaguez de poesía, Sabina ha regresado con un nuevo trabajo -el que hace el número quince- que denomina "Alivio de luto" del que díce que no contiene ni un sólo átomo de leyenda urbana y sí mucho de su salida del agujero negro en el que se encontraba. El de Jaén, un sinvergüenza de los de antes, vividor empedernido, noctámbulo y amigo de todos los gatos -que por la noche suelen ser pardos- resucita de entre los vivos para recordarnos que sigue ahí, que nunca se fue de entre nosotros.
Revivo su "Y nos dieron las diez", con la que siempre me retrotraigo al verano de 1991 y la noche que pasé en uno de los pueblos más bellos de España -aunque éste no tuviera mar-, al norte de la provincia de Zaragoza: Sos del Rey Católico.

"Fue en un pueblo con mar una noche
después de un concierto
tú reinabas detrás de la barra del único bar que vimos
abierto,
cántame una canción al oído y te pongo un cubata
con una condición, que me dejes abierto el balcón de tus
ojos de gata".

Sabina ha vuelto. No sabemos por cuánto tiempo, pero aquí está. Con su sombrero, su perilla, su desparpajo y su cara dura.

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