
Leo esta noticia en el periódico y me acuerdo de la película que fui a ver al cine el otro día. Se trata de la última de Jodie Foster: “Plan de vuelo: desaparecida”. La trama discurre en un avión, en pleno vuelo, y versa sobre la desaparición y búsqueda de la hija de la protagonista, de tan sólo 6 años. No destriparé el argumento por razones obvias pero sí recomendaré a los posibles espectadores que retengan el mensaje de la última escena, la que pone fin a la película. No siempre las cosas son lo que parecen.
Desde el 11-S todo sujeto de aspecto árabe que suba a un avión es sospechoso y levanta suspicacias. No sé hasta qué punto esto es normal, pero así ocurre. Todos los individuos de tez aceitunada lo llevan claro a la hora de pasar la puerta de embarque. Sobre todo si, encima de tener estos rasgos raciales, van de graciosos. Como le ocurrió al protagonista de la noticia que encabeza este comentario. Su falsa alarma movilizó este fin de semana en el aeropuerto malagueño a bomberos, servicios médicos, torre de control y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Como para andar con bromitas con los tiempos que corren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario