En El Mundo de hoy, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, declara que los cambios en la organización de los tribunales que plantea el Estatut de Cataluña podrían provocar que "un mismo hecho" pueda "ser delito en una Comunidad Autónoma y no serlo en otra".
Sería el colmo. Por poner un ejemplo -reconozco que en apariencia exagerado- España se convertiría en algo así como los Estados Unidos de América donde, de un estado a otro puede haber un abismo, judicialmente hablando. En New Hampshire, pongo por caso, te pueden laminar si te saltas la ley y unos kilómetros más allá, en Massachusetts, te eximen por un mismo delito de la pena capital. Así son las cosas allí. Pero aquello es una confederación de estados federales y ésto, evidentemente, todavía no.
Hernando no se pronuncia sobre la constitucionalidad de la propuesta de reforma del Estatut catalán, pero advierte del riesgo que supone acometerlo sin que los dos partidos mayoritarios alcancen un consenso y recuerda que la carrera judicial rechaza tanto la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial como la propuesta de Estatut de Cataluña.
El presidente del CGPJ, como otros muchos, entiende que el Poder Judicial es único y "no fragmentable como emanación de una soberanía que también es única y no fragmentable".
Sobre el informe contrario a la propuesta de reforma del Estatut que ha elaborado el CGPJ aunque el Congreso no se lo haya pedido, Hernando sostiene que no sabe si servirá para algo aunque defendió esta decisión ya que "intervenir en las cuestiones que nos afectan, aportando planteamientos y reflexiones, es nuestra obligación en ese diálogo entre instituciones que resulta obligado en una democracia moderna".
Hernando descarta "seguidismo político" por parte del Consejo. Dice que lo que no parece razonable es "crear el órgano y asignarle un perfil político elevado para inmediatamente después decirle que no intervenga en las decisiones de mayor transcendencia que afecten a la Justicia".
Reconoce que se han producido "roces y asperezas" entre el Tribunal Supremo y el Constitucional y concluye que para evitarlo "se requiere decisión, generosidad y esfuerzo por parte de todos". Y sentido común, por supuesto.
De todas formas, podemos estar tranquilos. El president Pasqual Maragall escribe hoy en la edición europea del Wall Street Journal: "Cataluña es una nación aunque España no peligra". Ah, bueno. Dormiré tranquilo.
21.11.05
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